Como profesionales de la salud, asistimos con alarma a los preparativos para el ataque que Estados Unidos se dispone a desencadenar contra Iraq, con la ayuda del gobierno inglιs y el apoyo de la UE.
Como ejercientes de una profesion cuya razσn de ser es mejorar la salud y preservar, en lo posible, a los seres humanos de la enfermedad y la muerte, no podemos permanecer impasibles ante esa forma de entender las relaciones internacionales.
Una de las herencias mαs vergonzosas que arrastramos del pasado siglo XX es la apariciσn de una nueva forma de guerra, caracterizadas por la desproporciσn de fuerzas entre atacantes y atacados, el uso ofensivo de armas de destrucciσn masiva, los daρos medioambientales, el elevado nϊmero de vνctimas producidas entre la poblaciσn civil, y el masivo flujo de refugiados. Ejemplos recientes de ιsta clase de desastres humanitarios son los que hemos conocido en Iraq, Yugoslavia o Afganistαn.
Es ahora, cuando ya no existe el enfrentamiento entre las superpontencias que dominσ el ϊltimo medio siglo, cuando asistimos a la mayor escalada militar de la historia, protagonizada por un solo gobierno que se ha arrogado el papel de gendarme mundial, legislador, juez y parte en aquellos asuntos que sus autoridades decidan como de “interιs nacional”. Hasta ahora, ιste “interιs nacional” del gobierno norteamericano ha sido asegurarse el suministro de petrσleo y demαs materias primas. Sin cambiar de objetivo , desde el 11 de Septiembre, EEUU usa la “Lucha contra el Terror” y la “Guerra Preventiva” como bandera bajo la que se han alineado la mayorνa de los gobiernos europeos para perseguir, bombardear e invadir a los unilateralmente calificados como Estados Terroristas.
Esta dinαmica belicista ha dejado y dejarα un rastro de destrucciσn y muerte, tanto por las vνctimas directas de la guerra, como por el impacto que el armamento usado ha tenido, y tendrα durante generaciones en la salud de las personas y de los ecosistemas, sσlo hay que recordar Hiroshima, Vietnam, Afganistαn e Iraq. Nunca conoceremos con exactitud el armamento utilizado en las guerras contra Iraq, Yugoslavia, Afganistαn o Palestina, ya que buena parte del mismo ha sido radiactivo, biolσgico y quνmico, expresamente prohibido por el Derecho Internacional. En el caso de Iraq, y sin contar con las vνctimas directas de la guerra del 91, el embargo ha causado la pιrdida de mαs de un millσn de seres humanos, mαs de la mitad infantiles. Ιsto en un paνs que, hasta entonces, incluso con Sadam Hussein, disfrutσ de una de los mejores sistemas de salud de
su entorno, con cifras comparables a las de los paνses occidentales en mortalidad infantil y esperanza de vida. Sin duda ιste nuevo conflicto, una invasiσn, aρadirα mαs muertos, dolor y sufrimiento a la poblaciσn del paνs.
Por otra parte, desde los paνses cuyos gobiernos emprenden ιsta carrera militar, es nuestro deber denunciar tanto ιsta onerosa escalada militar, como la instauraciσn de unas economνas dependientes hasta en un 50 % de actividades relacionadas con el desarrollo, producciσn y destrucciσn de armamento. Paradσjicamente, es en ιstos mismos paνses donde los dirigentes se niegan a invertir en servicios pϊblicos de salud. Es mαs, en las ϊltimas dιcadas estamos asistiendo al desmantelamiento de los Estados de Bienestar, y a la privatizaciσn de los Servicios Pϊblicos de Salud de la UE, justificados hipσcritamente por ser una “excesiva carga” para los presupuestos pϊblicos. Es desgraciadamente aleccionador que Estados Unidos derroche dinero en la guerra cuando no garantiza la asistencia sanitaria a su poblaciσn.
Por todo ello, nosotros, herederos de una antigua tradiciσn de respeto a la vida, y apostando por la instauraciσn de formas de convivencia pacνfica entre las naciones, rechazamos el recurso a la guerra. Exigiendo por ello el fin de todas acciones de guerra sobre Iraq, ( embargo, zonas de exclusiσn y bombardeos ) y sobre Palestina ( ocupada por Israel ).
Manifiesto de profesionales de la salud Contra la Guerra
“Primum non nocere”
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